Resulta que la residencia en la que vivimos se encuentra en medio de la nada. Por supuesto pertenece a Disney, así que básicamente trabajamos en Disney para pagar el alquiler a Disney, comer en el restaurante que Disney nos proporciona a precio reducido y comprar algún que otro caprichito o regalo aprovechando el 25% de descuento al que tenemos derecho sobre los productos Disney. Aquí hay gente que realmente es fan de Disney y el hecho de trabajar en el parque constituye una especie de sueño hecho realidad (en serio!). Pero a mí, de vez en cuando (o más o menos cinco veces al día) todo esto me hace preguntarme qué es exactamente lo que he venido a hacer aquí. Todo el mundo es MUY joven, todo el mundo espera volver después del verano para acabar (o incluso empezar) los estudios, y eso me hace sentirme un poco fuera de lugar.
Ayer conseguí escapar durante un día entero del mundo Disney. Por la tarde, un pequeño parquecito con un lago en el que sentarme al sol y hablar con Francesco sobre las cosas que nos dan miedo y que nos dan risa.
Y resulta que he descubierto una sala de conciertos a tres minutos andando de la residencia, por la que pasan bastantes grupos de rock (síiiiiiiii!!!!). Así que por la noche, concierto (por fin!) de un grupo desconocido, no demasiado especial pero bastante divertido.
Ha salido el sol y estoy contenta. No sé qué es lo que he venido a hacer aquí, es verdad, pero algo voy a llevarme, eso es seguro.

¡Y esto es todo amigos!