¡Que sí, que sí, que estoy aquí!

Mi primera actualización disneylandiana se la voy a dedicar a este francesito que me ha robado el corazón y luego me lo ha roto (un poco) en pedacitos.

Por culpa de un despido injusto, improcedente y, sobre todo, inoportuno, ha tenido que dejar Disney y partir a París (por suerte, a París, que está aquí al lado).

Es extraño cómo una es capaz de congeniar, coger cariño y hasta querer a una persona en apenas dos semanas cuando se está fuera de casa. Ocurre siempre cuando te vas lejos. El tiempo parece cambiar de ritmo, las horas se hacen días y los días meses, y te aborda en seguida la sensación de que ha pasado mucho tiempo. Con la gente es lo mismo.

Con él me he reído (mucho), he cantado, he visitado París, me he hecho “photos turistiques”, he sido testigo de su historia de amor con ese otro francesito encantador del que hablaré otro día, he hablado de mis cosas y he escuchado las suyas. Y ayer por la tarde se fue y me quedé un poco triste (pero no mucho, eso sí, hay que conservar la “sonrisa Disney”!!) al pensar que no voy a poder compartir esta experiencia con él. Se suponía que las despedidas me las dejaba en España y aquí todo iban a ser felices encuentros!

Lo mejor de todo, escucharle cantar Porque te vas de Jeannette con ese acento irresistible. Y enseñarle el resto de la letra y cantarla con él.

Junto a la estación lloraré igual que un niño
Porque te vas...