
Ya no recuerdo cómo empezar.
Mucho antes de imaginarlo caminaba sabiendo que algo llegaría. Algo en mi pereza me decía que una vez allí me ocuparía de saber llevarlo. Y todo aquello fue antes de la Lluvia.
(Y mucho antes de la Nieve).
Y mientras, la ciudad continúa inmóvil, recordándome que yo vine a ella. Se convierte en dibujo y en silbido.
Y la otra, más gris, más cuadrada, va durmiendo sus sonidos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario